17 agosto 2022

Estado de México "Regiones "

El Estado de México se localiza en la zona central de la República Mexicana, en la parte oriental de la mesa de Anáhuac. Colinda al norte con los estados de Querétaro e Hidalgo; y al sur con Guerrero y Morelos; al este con Puebla y Tlaxcala; y al oeste con Guerrero y Michoacán, así como con el Distrito Federal, al que rodea al norte, este y oeste. La extensión territorial del estado es de 22,499.95 kilómetros cuadrados, cifra que representa el 1.09 % del total del país y ocupa el lugar 25 en extensión territorial, respecto a los demás estados. Cuenta con 125 municipios divididos en 16 regiones, a las cuales Villa del Carbón pertenece a la II región. 

Anteriormente el Municipio de Villa del Carbón estaba en la región IV, con cabecera en Cuautitlán Izcalli.

 

Con respecto a los municipios que integran la Región IV, cabe mencionar que el de Cuautitlán Izcalli concentra 65.25% del total de la población a nivel regional, sin embargo su superficie territorial representa 13.38%, en tanto que con el municipio de Villa del Carbón ocurre lo contrario ya que cuenta con 40.15% de la superficie y sólo 5.72% de la población en el contexto regional. Por otro lado, es de resaltar que en la Región IV se ubican municipios con una población menor a 50,000 habitantes, como los de Coyotepec y Villa del Carbón.

El Estado de México en el siglo XIX: el territorio estatal quedó reducido a la extensión que tiene actualmente; a los pocos meses de su fundación en 1824, el Estado de México perdió la ciudad de México, que era al mismo tiempo capital estatal y capital nacional, lo que implicó un proceso de búsqueda de una nueva capital estatal que terminó con su establecimiento en Toluca en 1830; por último, el Estado de México pasó, sobre todo entre 1824 y 1869, de ser la entidad federativa más poblada del país a ser una de las más pobladas. Para comprobar la trascendencia de la pérdida de la ciudad de México, baste recordar que a lo largo de cinco siglos ha fungido como centro articulador del país homónimo.

Regiones Naturales

El relieve de la entidad se caracteriza por presentar dos grandes regiones: una donde predominan las sierras y lomeríos, que ocupan 76 % del territorio estatal; y otra, en donde se encuentran llanuras, valles y mesetas en 24 % del territorio. Esta heterogeneidad espacial proporciona una variedad de altitudes, tipos de roca, suelos, climas, vegetación, flora, fauna y paisajes característicos del territorio estatal.

El Estado de México está dividido en cinco regiones naturales porque en su territorio se encuentra un número igual de paisajes. Cada una se forma con accidentes geográficos y características del suelo y del clima muy semejantes.  Las diferencias que se presentan en cada región, permite la existencia de una gran variedad de plantas y animales que enriquecen la flora. y la fauna, del estado. El mejor conocimiento de las características de cada una de las regiones naturales del estado de México permitirá que los mexiquenses las aprovechen al máximo.    Los nombres de las unidades espaciales de las regionalizaciones, incluida lógicamente la nuestra, se escriben con mayúsculas; no así los nombres de accidentes geográficos. Por ejemplo, región Valle de México, la provincia fisiográfica Sierra Madre del Sur y región hidrológica del Río Lerma aluden a unidades espaciales de distintas regionalizaciones, pero valle de México, sierra de las Cruces y río Lerma se refieren a unidades de relieve. Sin embargo, se escribe regiones hidrológicas de los ríos Lerma y Pánuco.

Parque Otomi-Mexica

El Ecoturísmo: como el turismo de aventura busca parajes con gran belleza escénica. Sin embargo, es un turismo mucho más atractivo para todo tipo de turistas, con lo que se buscan lugares que estén cerca de corredores turísticos y que presenten buena accesibilidad. El análisis de aptitud refleja que las zonas con mejores condiciones son las correspondientes a la Sierra de Las Cruces, en los municipios de Ocuilan, la región de la Marquesa con los municipios de Xalatlaco y Ocoyoacac y la Sierra Otomí Mexiquense en los municipios de Isidro Fabela, Jilotzingo, Otzolotepec, Nicolás Romero y Villa del Carbón por su situación privilegiada entre las áreas metropolitanas del Estado de México.  

También tiene valores elevados la Sierra Nevada en la parte más alta de todos los municipios que abarca, desde Texcoco hasta Ecatzingo y la región de la Monarca en los municipios de San José del Rincón y Villa de Allende en su parte occidental. Finalmente, valores elevados se encuentran en parte del municipio de Luvianos en la región Depresión del Balsas en el municipio de Sultepec en la región de la Sierra La Goleta  Temascaltepec. De la misma manera que en el caso del turismo de aventura, el ecoturismo, por su compatibilidad con las zonas prioritarias de conservación, presenta un mismo mapa para la presión y la aptitud sectorial.

Región De Los Volcanes y Valles Del Anáhuac

En el contexto de las 15 provincias fisiográficas 30 que se distinguen en la República Mexicana, el Estado de México se extiende sobre dos, que sobresalen por la variedad del relieve y de los tipos de rocas: el Eje Neovolcánico o Sierra Volcánica Transversal, que abarca el 76 por ciento del territorio estatal; y la Sierra
Madre del Sur, que ocupa el 24 por ciento restante, se circunscribe a nuestra región del Suroeste y se divide en dos subprovincias, Sierras y Valles Guerrerenses, y Depresión del Balsas. Aunque en la provincia Sierra Madre del Surpredominan las sierras, su altitud es menor que la del Eje Neovolcánico.

Esta es la región más grande del estado. En ella se encuentran 4 grandes cadenas montañosas. Al este se encuentran la Sierra Nevada, donde están los dos volcanes más altos de la entidad, el Popocotépetl y el Itztaccihuatl; al centro, las sierras de las Cruces y Monte Alto; al oeste, la Siembra Volcánica, que tiene como elevación más importante al Xinantecatl o Nevado de Toluca; al sur, se localiza la Sierra del Ajusco.
Entre estas cadenas montañosas y accidentadas se ubican dos grandes valles: el de Cuautitlán - Tezcoco, que ahora se encuentra muy poblado por su cercanía con el Distrito Federal, y el de Toluca que tiene en el centro a la capital del estado. En este valle todavía existe para el aprovechamiento de los mexiquenses, agua en lagos y lagunas que son alimentados por los escurrimientos de las montañas. El río más importante de esta región es el Lerma que nace en los manantiales de Almoloya del Río y recorre el Valle de Toluca.

Mapa Tectónico Generalizado del Sistema de Subducción Mexicano

El Eje Neovolcánico, considerado como la frontera geográfica entre Norteamérica y Centroamérica, constituye una franja de unos 130 km de ancho que atraviesa la República Mexicana desde el océano Pacífico hasta el Golfo de México y que contiene las cimas más elevadas del país, algunas de las cuales se encuentran, total o parcialmente, en el Estado de México, como el Popocatépetl, el Iztaccíhuatl y el Nevado de Toluca o Xinantécatl, que con sus 5,500, 5,220 y 4,680 msnm, respectivamente, contienen las cumbres más elevadas de la República Mexicana, después del Pico de Orizaba (5,610 msnm).


Asimismo, se caracteriza por ser “una enorme masa de rocas volcánicas de todos los tipos, acumulada en innumerables y sucesivos episodios volcánicos que se iniciaron a mediados del Terciario (unos 35 millones de años atrás), y que continúan hasta el presente” (INEGI, 2001). En el Estado de México, se manifiesta a través de cuatro formas de relieve principales (sierra volcánica, volcanes aislados, lomeríos y llanuras asociadas con vasos lacustres) y se divide en tres subprovincias: Lagos y Volcanes del Anáhuac, con el 59 por ciento del estado y la casi totalidad de nuestras regiones VMM y Valle de Toluca; Mil Cumbres, una zona accidentada que ocupa el 10 por ciento del estado y se concentra al occidente de mismo, uniéndose con la provincia Sierra Madre del Sur; y Llanuras y Sierras de Querétaro e Hidalgo, con 7 por ciento de la entidad y ubicada al norte de la misma, sobre todo en nuestra región del Noroeste, al norte de la sierra de Timilpan.

Modelo de Elevación Central del Cinturón Volcánico Mexicano 

En tercer lugar, la Sierra de las Cruces, que, independientemente de que en su tramo meridional, que llega hasta la UM de Ocuilan, se una con la sierra del Ajusco, separa, como es bien sabido, las cuencas de México y del río Lerma, pero también el VMM del Noroeste a través de una zona de caña- das (entendidas como valles fluviales de pendientes abruptas) que coincide, básicamente, con la porción mexiquense de la subcuenca hidrológica del Río del Salto. En cuarto lugar, la sierra de Timilpan, que cierra al norte la llanura lacustre del río Lerma y que, en el sentido amplio aquí empleado, se extiende desde la Sierra de las Cruces, a la altura del cerro de la Bufa, hasta el estado de Querétaro, integrando sierras y lomeríos de cinco municipios del Noroeste (Chapa de Mota, Morelos, Timilpan, Acambay y Aculco). En quinto lugar, la cuenca del río Lerma, que puede dividirse en valle Matlazinca o valle del curso alto del río Lerma y valle de Ixtlahuaca-Atlacomulco o valle de los cursos medio y bajo del mismo río Lerma.  En sexto y último lugar, la sierra Xinantécatl, que cierra al sur la cuenca del río Lerma y que, en el sentido amplio aquí empleado, se extiende desde la sierra de las Cruces, en el tramo compartido por los municipios de Tianguistenco y Ocuilan, hasta una serie de “cerros” superiores a los 3,000 msnm.

Debido a estas características, existe gran diversidad de climas y suelos en esta región. Hay suelos muy fértiles para la agricultura, otros de gran pobreza para esta actividad y algunos que permiten el crecimiento de pastos para la ganadería. Los animales silvestres propios de esta región son los conejos, ardillas, tlacuaches, armadillos, serpientes y pájaros. La vegetación está formada principalmente de ocotes, oyameles, encinos y arbustos.

Región de los Llanos y Lomerios del Norte

Esta región natural se caracteriza por su relieve generalmente plano, pues predominan los llanos, aunque tiene algunas pequeñas elevaciones suaves y redondeadas, como el cerro Dodení, el cerro San Agustín y el cerro Arandas. Por los municipios de Aculco, Polotitlán y Jilotepec cruzan los ríos Zarco y Nadó, que luego desembocan en pequeñas presas como "Los Quelites'" y "Danxhó", entre otras.

En esta región predomina el clima-templado, con lluvias en verano. La mayor parte del suelo es propicio para desarrollar la agricultura o la ganadería. La.vegetación más común de la región es el pasto natural, además de encinos, pinos, arbustos y nopales. Los animales silvestres propios de este ambiente son los conejos, armadillos y tejones. 

Regiones Hidrológicas

Mapa Hidrografía Estado de México

En cuanto a los límites entre las regiones hidrológicas, asociados en general con sierras elevadas, en la mayor parte de los casos están relacionados con nuestra regionalización. La división entre las regiones hidrológicas de los ríos Pánuco y Lerma se produce a través de las sierras de las Cruces, que divide el VMM del Noroeste y del Valle de Toluca, y Timilpan, que separa el Noroeste del Valle del Toluca; en tanto que la sierra de Xinantécatl divide tanto las regiones hidrológicas de los ríos Lerma y Balsas como nuestras regiones Valle de Toluca y Suroeste. Sin embargo, la sierra La Guadalupana, no involucrada en los límites de nuestras cuatro regiones, también separa las regiones hidrológicas de los ríos Lerma y Balsas, en tanto que ciertas zonas de las demarcaciones de Chalco y Texcoco, asociadas con las sierras Nevada y Ajusco, pertenecen a la región hidrológica del Río Balsas, en lugar de pertenecer, como el resto del VMM, a la del Río Pánuco. También hay una relación notable entre las regiones hidrológicas —lo dicho antes se refiere a los límites entre ellas— y las cuatro regiones aquí propuestas: la región hidrológica del Río Pánuco se extiende exclusivamente por VMM y Noroeste; la región hidrológica del Río Lerma abarca la casi totalidad de Valle de Toluca, pero también una porción del Noroeste; por último, la región hidrológica de Río Balsas abarca la totalidad del Suroeste, una pequeña porción del occidente de Valle de Toluca y las aún más reducidas partes mencionadas de las demarcaciones de Texcoco y Chalco. Las regiones hidrológicas se dividen en cuencas y estas, a su vez, en subcuencas, pero solo mencionamos estas divisiones cuando están involucradas en alguno de los límites regionales, como en el caso de la subcuenca de El Salto. 

El Estado de México se caracteriza por formar parte de las tres regiones hidrográficas más importantes del país, tanto por la extensión y volumen de sus corrientes superficiales, como por la concentración de población y actividades económicas que ahí se desarrollan.

Dichas regiones son Pánuco, ubicada en la porción noreste y conformada por 60 municipios mexiquenses; en la parte centro la región Lerma-Santiago, integrada por 32 municipios, y en el suroeste la región Balsas, la cual alberga 33 municipios.

En la región Pánuco se localizan embalses importantes tales como la laguna de Zumpango, el lago Nabor Carrillo en las inmediaciones del ex lago de Texcoco, así como las presas Huapango, Santa Clara, Daxhó, Taxhimay y Madín, entre otras, que en su mayoría son utilizadas para riego y en menor parte para potabilización o uso urbano.

En la región Lerma, existe un gran número de almacenamientos, entre los cuales sobresalen las presas Tepetitlán, “José Antonio Alzate” e “Ignacio Ramírez”, el resto son cuerpos de agua de menor capacidad utilizados casi en su totalidad para riego. La importancia de esta región radica en que ahí se encuentran las zonas agrícolas de temporal y riego más destacadas de la entidad, así como algunas zonas industriales que demandan gran parte del agua disponible. 

La región Balsas se caracteriza por presentar la mayoría de los embalses de la entidad, en ésta también se encuentran ubicados importantes cuerpos de agua destinados a la generación de energía eléctrica como la presa Villa Victoria. Asimismo, de esta región se exporta un volumen considerable del agua que se consume en la ZMVM; también en ésta se localizan zonas de pastizales y áreas destinadas a la floricultura y fruticultura. Sus escurrimientos están integrados por numerosos ríos de importantes caudales. 

En el cuadro 2.5 se muestran los volúmenes de almacenamiento de las principales presas de la entidad, para los años 2004 y 2005. Se puede observar que dicho volumen ha disminuido en todos los casos, pero la diferencia es mucho más marcada en la presa Ñadó con una reducción de 60.2 %; Huapango, con 57.8 %; Isla de las Aves, con 49.1 % y Villa Victoria, con 44.5 %.

Los aprovechamientos del agua en la entidad ascienden a 2 641.6 Mm3, de éstos, 1 547.6 Mm3 (58.6 %) son de origen subterráneo y 1 094 Mm3 (41.4 %) de origen superficial. Respecto a los usos del agua, 45 % se utiliza en el sector agropecuario, 7.3 % en la industria y 47.7 % es de uso público urbano.  Destaca que para consumo urbano se extrae más agua subterránea (69 %) que superficial (18 %); por el contrario, para uso agropecuario, 80 % proviene de fuentes superficiales y sólo 20 % es de origen subterráneo. En el caso del agua para uso industrial la mayoría proviene de fuentes subterráneas (11 %).

La explotación de los mantos acuíferos debido al crecimiento poblacional está generando su desecación. Aunado a ello, está la pérdida de la recarga de dichos mantos porque las vialidades y construcciones están cimentadas sobre lozas y carpetas que impermeabilizan el suelo disminuyendo las áreas de recarga. Por lo cual, se debe fomentar la utilización de materiales permeables en las áreas libres de construcción, creación de áreas verdes, la construcción de líneas separadas para las aguas residuales y pluviales, así como de tanques de tormenta y pozos de infiltración dentro de los grandes desarrollos urbanos.

Las regiones VMM y Noroeste están divididas por las estribaciones septentrionales de la sierra de las Cruces que, a través de cañadas, descienden más de 1,000 m, desde las alturas superiores a los 3,600 msnm del Cerro de la Bufa hasta los 2,200 msnm de la presa Taxhimay, al norte del municipio de Villa del Carbón. Como se indicó, esta zona de valles fluviales de pendientes abruptas coincide en general con la porción mexiquense de la subcuenca hidrológica del Río El Salto (RH26Dm), la cual se prolonga hacia tierras hidalguenses y uno de cuyos ríos, El Oro, constituye la frontera natural que separa Villa del Carbón, en el Noroeste, de los dos municipios del VMM involucrados en este límite: Tepotzotlán y Nicolás Romero.  Estos tres municipios son los únicos involucrados tanto en esta zona de cañadas como en nuestro límite regional. Un factor adicional que distingue las zonas del Noroeste y del VMM que colindan en este límite regional es que la escasa población de la zona de las cañadas a la que nos venimos refiriendo se concentra en las pocas llanuras existentes, ubicadas sobre todo en el Noroeste, como las que sirven de asiento a la cabecera municipal de Villa del Carbón y otras localidades cercanas, así como las situadas alrededor de la presa de Taxhimay. Por el lado del VMM, la localidad más importante de esta zona es San Juan de las Tablas, en Nicolás Romero, que apenas alcanzaba los 700 habitantes en 2010.

El límite físico entre Noroeste y Valle de Toluca coincide grosso modo con el inicio de la vertiente sur de la sierra de Timilpan, aunque en su extremo oriental es el mencionado Cerro de la Bufa, de la sierra de las Cruces, el que separa las dos regiones. De los ocho municipios involucrados en este límite, solo uno, Villa del Carbón, únicamente se relaciona con él a través del Cerro de la Bufa, mientras que la sierra de Timilpan se extiende sobre los otros tres municipios del Noroeste vinculados con este límite (Morelos, Ti- milpan y Acambay) y los territorios de los otros cuatro (Jiquipilco, Jocotitlán, Atlacomulco y Temascalcingo) pertenecen principalmente al Valle de Toluca, a través del valle de Ixtlahuaca-Atlacomulco, por más que en ellos se ubiquen dos volcanes aislados de reseñable altitud: Jocotitlán y Yeguashi. Dada esta msituación, no sorprende que el límite hidrológico que en esta zona divide, siguiendo las mayores alturas de la sierra de Timilpan, las regiones de los ríos Pánuco y Lerma se sitúe al norte de nuestro límite Noroeste-Valle de Toluca, de tal manera que los municipios de Acambay y Timilpan se encuentran divididos por dicho límite hidrológico, al tiempo que el de Morelos pertenece casi íntegramente a la región hidrológica del río Lerma y el de Villa del Carbón, casi totalmente a la del río Pánuco.

El Pasado Que Nos Identifica

El estado de México tiene importantes obras que son testimonios históricos del pueblo mexiquense. El territorio estatal fue habitado desde hace muchos miles de años por hombres que dejaron construcciones y vestigios diversos, que actualmente sirven para conocer la forma de vida que desarrollaron esos hombres en lo que hoy es territorio del estado.  En algunos lugares se han descubierto a través de exploraciones arqueológicas, obras arquitectónicas de ese pasado que son parte de nuestro patrimonio cultural y fuente de muchos conocimientos. Por ello, tienen un valor incalculable.

Pueblos Indígenas de México
Los Restos Fósiles Más Antiguos

En los lugares donde abundaron plantas, animales y agua, se han encontrado los restos fósiles de los más antiguos pobladores de nuestro estado. Los hallazgos de restos humanos más antiguos se.han.registrado en Santa Isabel Ixtapan, municipio de Atenco, en los Reyes Acozac, Tecamac, Tlapacoya, Chalco, Tequixquiac, Zumpango, Tepexpan y Acolman. En varios de estos Ilugares, además de restos humanos, se han encontrado fósiles de mamut y utensilios usados por hombres primitivos.


Aparición Del Hombre En El Estado de México

Los primeros habitantes del estado de México tuvieron una organización sencilla. Vivían en pequeñas bandas dedicadas a la recolección, la caza y la pesca. Para asegurarse mejor el alimento, formaron bandas más amplias que también iban de un lugar a otro en busca del sustento. A veces ocupaban cuevas y se cubrían con las pieles de los animales que cazaban.  

Primeros Asentamientos Humanos

La Cuenca de México y el Valle de Toluca tenían en la antigüedad abundancia de agua, tierra fértil y buen clima, que propiciaron el surgimiento de plantas, animales y frutos. Al disponer de alimentos en estos territorios, el hombre primitivo fue abandonando la vida nómada, permaneciendo por largas temporadas en esos lugares.

Agricultura Incipiente

Etnias Primitivas

En esos lugares semifijos, el hombre primitivo se dedicó a construir pequeñas habitaciones y cuidar las plantas de donde tomaba los granos y semillas. El cuidado de las plantas consistió en quitar las yerbas que impedían su crecimiento, hacer que tuvieran más agua y protegerlas de los animales Con este trabajo el hombre primitivo se dio cuenta que podía influir en el crecimiento de las plantas. Las mujeres, quienes tenían el cuidado de los alimentos descubrieron que de la germinación de las semillas surgían nuevas plantas.    El siguiente paso fue depositar en la tierra las semillas para que germinaran y crecieran en mejores condiciones.    Así surgió el proceso de la práctica agrícola, que permitió la transformación de la sociedad primitiva y la apariciónde la agricultura.

La Agricultura y la Cerámica

El hombre primitivo descubrió que los granos y semillas, como el teozintle o maíz silvestre, la calabaza y el huazontli, podían guardarse por mucho tiempo. Esto permitió tener reservas alimenticias, pero también condujo a la necesidad de preparar lugares y objetos especiales para proteger de la humedad y de los roedores el alimento almacenado. Primero se fabricaron cestas con ramas, fibras y tule, y después Vasijas de barro endurecidas al sol. Esta fue la primera forma de cerámica; conocer el fuego permitió el cocido de los alimentos. También la fabricación de comales y la construcción de hornos para producir cerámica más resistente. 

Las Primeras Aldeas Permanentes

Las primeras aldeas fijas que surgieron en el estado de México fueron las de Xalostoc, Papalotla. Tlapacoya y Los Remedios, en la región de la Cuenca de México. En el Valle de Toluca la primera aldea fija conocida fue la de Tecaxic.

Más al sur se establecieron Malinalco y Acatzingo. Los hombres y mujeres de estas aldeas fueron haciendo una vida sedentaria porque su alimentación dependía cada vez más de los productos agrícolas; Trabajaban la tierra en forma colectiva y sus productos se distribuían equitativamente entre sus habitantes.

Tlatilco fue una de las que logró mayor desarrollo. Estuvo situada en las tierras donde se juntaban los ríos  Hondo, Totolica y los Cuartos, que se encontraban en el actual municipio de Naucalpan. Tlatilco tiene gran valor histórico por los objetos encontrados allí. 

Periódo Preclásico o Formativo

La gran cantidad de metates, punzones, agujas, puntas de proyectil y hachas, son muestra de la práctica extendida de una economía diversificada, basado en la agricultura y complementada con la caza, pesca y recolección. En Tlatilco se han hallado vestigios de que por el año 1300 antes de nuestra era, un grupo de olmecas llegó a la región de las aldeas de la Cuenca de México e influyeron en gran forma dentro de la cultura que se desarrollaba en este lugar.

El Gobierno Teocrático

Las aldeas crecieron en la medida en que el trabajo organizado y colectivo de la tierra permitió incrementar los productos agrícolas. Se desarrollaron centros de reunión donde se guardaba el fuego y se practicaban ceremonias de agradecimiento a sus dioses. Con el paso del tiempo la práctica religiosa dirigida por sacerdotes dio origen a una forma de gobierno que se conoce como teocrático. Esta forma de gobierno permitió a los sacerdotes acumular riquezas, las cuales les facilitaron obtener alimentos sin realizar trabajos manuales en la agricultura.

Ellos tuvieron más tiempo para estudiar a la naturaleza. Supieron con mayor exactitud los periodos de las lluvias durante el año y, de esta forma, pudieron medir el tiempo. Por tener los conocimientos más importantes para la producción agrícola, los sacerdotes se fortalecieron como el grupo dirigente de las aldeas. Bajo su conducción, los aldeanos realizaban reuniones en centros ceremoniales para agradecer a la naturaleza los frutos obtenidos. Así, veneraron como dioses al fuego, a la tierra, al agua y a la lluvia.

La gente de las aldeas construyó en sus hogares pequeños adoratorios donde veneraron al dios del fuego, Huehuetéotl. Este fue el primer dios de los antiguos pobladores del estado de México.

Chinampas de Siembra

El Sistema de Chinampa nació por necesidad de proporcionar alimentos para las ciudades-estado aztecas a veces muy pobladas, que se asentaron en los lagos del centro de México. Dado que los aztecas, a diferencia de sus parientes en las tierras altas del Perú, no tenían animales de carga como los llamas, la comida debía producirse principalmente en el lugar. Una expansión sistemática de áreas cultivadas altamente productivas se volvió indispensable. Por ejemplo, en el valle alto de la Ciudad de México, las chinampas les proporcionaban a los habitantes maíz, frijoles, tomates, guayabas, aguacates, batatas, chiles, pero también flores.

El final de la economía de chinampas se determinó por dos factores clave. Primero, los conquistadores españoles introdujeron rápidamente animales de carga y nuevos métodos de cultivo en México. Los alimentos ahora se pueden transportar desde áreas de cultivo productivas y distantes en en menos tiempo. Por otro lado, incluso antes de la llegada de los europeos a mando de Hernán Cortés, los cambios sociales contribuyeron al declive: los aztecas, a pesar de la falta de bestias de carga, habían construido un sistema de comercio en distancias más largas, contribuyendo así al declive de las propias chinampas. Además, la mayor parte de los lagos de las tierras altas de México se secaron con el tiempo y la agricultura se cambió a sistemas de riego con canales.

Teotihuacán

La agricultura sistematizada y la artesanía en Teotihuacán se desarrolló en un centro ceremonial que fue el más importante en la cultura de nuestros pueblos antiguos. En el extremo noreste del Lago de Tezcoco, por donde pasa el río San Juan, se construyeron una serie de sistemas de riego a través de canales, diques y chinampas. La población fue organizada por los dirigentes sacerdotales que concentraban los conocimientos científicos y tecnológicos para hacer grandes obras de ingeniería, utilizando masivamente agua para el riego de extensas superficies de tierra.

Por la existencia de tierras fértiles y la tecnología agrícola desarrollada, en Teotihuacán pudo surgir una enorme ciudad.

Teotihuacán

La abundancia de alimentos y materia prima, como obsidiana y cal, permitió que muchas personas se dedicaran a labores no agrícolas, como la artesanía. Se desarrolló ampliamente la cerámica, metalurgia, albañilería, carpintería, lapidaria, labrado de conchas y pizarras y el pulido de obsidiana. Esta especialización en trabajos artesanales pronto dio un enorme poder económico a Teotihuacán sobre los demás centros ceremoniales. La abundancia de productos le permitió ampliar las relaciones comerciales.

Ciencia y Cultura

En Teotihuacán se desarrolló una gran cultura debido a su enorme producción agrícola y artesanal. Su dominio económico se amplió con el control tributario de varias aldeas y centros ceremoniales. Los sacerdotes estudiaron la naturaleza desarrollaron la astronomía, la geometría, la aritmética y la arquitectura. Los conocimientos obtenidos les permitieron el control de la población.

Los principales dioses. de los teotihuacanos fueron Quetzalcóatl y Tláloc. Quetzalcóatl representaba la Combinación del agua, el aire y la tierra, que son los elementos naturales básicos para la producción de los alimentos. A Tláloc se le atribuía el control de las lluvias.

La Metrópoli Urbana

Los trabajadores campesinos no vivían en la ciudad de Teotihuacan. Ellos se dedicaban a las labores del campo. La ciudad fue habitada por los sacerdotes, los funcionarios, los militares y los artesanos. El trazo para la construcción urbana obedeció a conceptos religiosos. Asi, los principales edificios de la ciudad fueron las pirámides que servían de base para sus templos. Entre ellas se encuentran la del Sol la Luna y la de Quetzalcóatl. En su etapa de mayor desarrollo, hacia el año 600 de nuestra era, Teotihuacan llegó g tener 200 mil habitantes.

La Influencia Cultural de Teotihuocan

Las experiencias científicas y tecnológicas adquiridas por los teotihuacanos en la práctica de la agricultura sistematizada, con alta tecnología agrícola y la construcción de grandes obras arquitectónicas como pirámides y edificios se conocieron a través del intercambio comercial en todos los pueblos que habitaron Mesoamérica antes de la llegada de los españoles, muchos de ellos adoptaron los avances logrados por los teotihuacanos.

La Caída de Teotihuacan

Después de varios sıglos, Teotihuacan empezó a despoblarse y la fuerza de la casta sacerdotal se debilitó. La Ciudad fue saqueada e incendiada. Sus habitantes se dispersaron y fundaron nuevas poblaciones o se incorporaron a otros pueblos. Al dispersarse, los Teotihuacanos difundieron la cultura que crearon.Teotihuacan desapareció hacia el año 650 de nuestra era. Sus templos y palacios han sido parcialmente reconstruidos.

La Cultura Tolteca-Chichimeca

Chichimecas

Las poblaciones cercanas a Teotihuacan fueron las que heredaron los conocimientos y avances culturales realizados por los Teotihuacanos. En los señoríos de Chimalhuacan, Xaltocan, Zumpango, Tezcoco, Tezoyuca, Tepetlaoztoc, Tenayuco y Ayotla, en la Cuenca de México, se siguió practicando una agricultura de riego mediante diques y canales, los dioses fueron los mismos y la tecnología usada fue idéntica. Lo mismo sucedió en el Valle de Toluca en los señoríos de Calixtlahuaco, Teotenango, Alholoya del Rio. Tecaxic, Malinalco y Tenancingo. La unidad que mantuvieron estos pueblos a través de la religión, la ciencia y el idioma, se conoció como cultura náhuatl. Herederos de los toltecas, se identificaban así mismos como pueblos de alta cultura. Desarrollaron la metalurgia suntuaria y elaboraron gran cantidad de códices.

Los Señoríos Militaristas

Todos los señoríos que se han señalado, en el transcurso de los años, destinaron muchos recursos a la fabricación de armas y al sostenimiento de soldados para proteger las riquezas que acumulaban con el trabajo agrícola. Al surgir los enfrentamientos, hubo necesidad de construir murallas y fortificaciones en los lugares donde tenían sUs templos y edificios principales.

Los enfrentamientos tenían el propósito de obtener riquezas por la fuerza, la conquista de otros pueblos significaba tributos. Exigían a cada señorío conquistado alimentos, animales, vestidos, armas y diversas materias primas como leña, obsidiana y cal. La conquista militar de un señorío se representaba con el dibujo de un adoratorio en llamas sobre la pirámide principal. La inmigración Chichimeca Hacia el año l183. un grupo de chichimecas dirigidos Por Xólotl penetró en la Cuenca de México, vivían en cuevas, recolectaban nopales, mezquites y biznagas; Usaban el arco y la flecha; se vestían con las pieles de animales que cazaban, no usaban tejidos. Chichimeca quiere decir "nómada". Al llegar a la Cuenca de México adquirieron la cultura de los pueblos agrícolas.

Las inmigraciones de varias tribus prosiguieron hacia la Cuenca de México. Los últimos en llegar fueron los mexicas, quienes hacen su aparición en esta zona a fines del siglo XIlI. Se establecieron en Tenochtitlán en el año 1325, cuando los mexicas llegaron a la Cuenca de México, el señorío más importante era el reino otomí de Xaltocan, situado en una isla al norte del Lago de Tezcoco.

Tezcoco Ciudad Ribereña

Tezcoco se fundó en lo que fue la orilla oriental del lago del mismo nombre. Su nombre quiere decir "lugar donde están las varas duras". Los tezcocanos dominaron el territorio que iba de las orillas del lago a las montañas de Río Frio. A sus dominios se les conoció como reino de Acolhuacan.

Texcoco

En Tezcoco se conservaron las mejores tradiciones de la cultura teotihuacana. El desarrollo de la técnica hidráulica ingeniería, arquitectura, literatura y el pensamiento científico, hicieron de esta ciudad el principal centro de la cultura tolteca-chichimeca. Alli se elaboraron muchos documentos llamados códices. En ellos. por medio de dibujos y escritura jeroglífica, representaron su historia, escribieron sus leyes y bellos poemas.

Por los conocimientos científicos y la alta cultura náhuatl que hubo en Tezcoco, dirigentes de muchos pueblos mandaban a sus hijos a estudiar alli, para que aprendieran literatura, historia, ciencia y leyes. Los sabios los instruían en las cosas del gobierno, las tradiciones, las costumbres y las normas que regían su sociedad. Se les preparaba par que conocieran ampliamente a sus pueblos.

Organización social de Tezcoco 

La mayor parte de la población del reino de Acolhuacan se dedicaba a los trabajos de la tierra. La ciudad de Tezcoco la habitaron principalmente los artesanos y los dirigentes, sacerdotes y militares ocupaban los principales edificios. Tezcoco fue una ciudad donde la población estaba ubicada según sus oficios. Al igual que en Teotihuacan, los trabajadores especializados habitaban un sólo barrio, existían barrios de alfareros, de tejedores de albañiles, de ortebres y otros más.

La Técnica Hidráulica en la Agricultura

Todas las creaciones culturales de los tezcocanos fueron posibles por el gran desarrollo de la agricultura tecnificada la producción agrícola por medio de terrazas y canales permitió una agricultura de riego sistematizado. El agua de los manantiales se conducía por medio de canales y acueductos, para regar las tierras planas cercanas a Tezcoco,  a lo largo de los canales y en las tierras que están entre las montañas y los llanos, construyeron terrazas de sembradíos.  Las obras de ingeniería aplicadas a la agricultura permitieron que los tezcocanos desarrollaran ampliamente la aritmética y la geometría, supieron medir perfectamente la superficie de las tierras que sembraban. 

Nezahualcóyotl y la Triple Alianza

Señoríos de la Triple Alianza

En el siglo XIII, Tezcoco empezó a recibir tributo de varios pueblos cercanos, el pago de este tributo les daba derecho a tener un representante en el gobierno; la riqueza producida en el reino de Tezcoco despertó la codicia de los tepanecas que vivian en Atzcapotzalco. Ellos los conquistaron y sujetaron en el año de 1418. Nezahualcóyot liberó a Tezcoco de los tepanecas aliándose con.los señores de Tlacopan y Tepanecas, esta unión se conoció como la "Triple Alianza", ellos se convirtieron en los pueblos.más importantes y poderosos que hubo en la Cuenca de México.


Nezahualcóyotl se distinguió por ser un gobernante culto, promovió la ciencia, la tecnología y la cultura; además fue un poeta que escribió versos en los que cantaba a la naturaleza. a la vida y al destino de los hombres.


La Importancia de Tezcoco

La cultura de Tezcoco fue la que tuvo mayor influencia entre los pueblos prehispánicos del centro de México, antes de la llegada de los españoles. Los mexicas siempre los respetaron por sus conocimientos ya ellos recurrían para toda clase de cuestiones culturales y tecnológicas, cuando los españoles llegaron a Tezcoco, quedaron admirados de su arquitectura, de su ingeniería y de las artes que practicaban.

Grupos Indigenas de México

REGIONES ETNOGRÁFICAS

A inicios del siglo veinte las poblaciones indígenas estaban asentadas en gran medida en lo que algunos autores llamaron como los pueblos de indios o las regiones de refugio (Aguirre, 1973 a). Existía por lo tanto un mapa étnico en donde lo indígena se dibujaba principalmente en la región mesoamericana y en zonas específicas, coincidentemente en zonas en donde la pobreza, la marginación social y económica tenía sus más fuertes indicadores, eran comunidades incomunicadas o si acaso comunicadas por antiguos caminos reales, o caminos de terracería, con falta de escuelas, centros de salud y mercados.

La política a nivel nacional de integrar a esas poblaciones al desarrollo era el discurso predominante, ese discurso se concretizó en la formación de diferentes instituciones del llamado indigenismo revolucionario. En algunas regiones más tempranamente que en otras, pero en todas ellas el impacto de dicha integración fue diverso y fue modificando sus formas de vida, de relación y de comunicación al exterior. Estos cambios estuvieron también marcados por las transformaciones que acontecieron en el país.

En relación con nuestra regionalización, resaltamos que tres de nuestros cuatro límites regionales tienen actualmente un componente étnico. Por un lado, los límites del Noroeste y del Valle de Toluca separan municipios del VMM sin comunidades de indígenas originarios del Estado de México de municipios del Noroeste y el Valle de Toluca donde perviven comunidades originarias de otomíes. Por otro lado, el tramo central y más largo de nuestro límite Noroeste-Valle de Toluca separa la región otomí de la mazahua. No obstante, mientras los dos primeros límites terminaron de adquirir su significado étnico en los últimos quinquenios, el límite Noroeste-Valle de Toluca ha mantenido esa significación desde hace varios siglos hasta la actualidad. Otra diferencia entre estos tres límites es que en los dos primeros los municipios colindantes con el VMM la proporción de población indígena es, en general, menor que en el tercero. El hecho de que nuestro límite Regional Noroeste-Valle de Toluca tenga un componente étnico tan marcado constituye uno de los principales argumentos para sostener, como hacemos en este trabajo, su pertinencia, pese a que ello implique no tomar en cuenta la reformulación distrital que se produjo, como se verá más adelante, con la erección del distrito de El Oro en 1902. Esta notable correspondencia entre los límites étnicos y los límites regionales de nuestra regionalización se explica, por lo menos en parte, por la importancia de los factores naturales, y en especial del relieve, en estos últimos.

Por su parte, los espacios habitados por matlatzincas y tlahuicas no son considerados como regiones porque, lejos de abarcar más de un municipio, se reducen a pequeñas porciones de uno de ellos. La escasa extensión territorial de estos dos pueblos indígenas ya se hacía evidente en 1879. 

                                                       Municipios Del Estado De México

Este subapartado expone la importancia demográfica y la ubicación espacial de los cinco pueblos indígenas originarios del Estado de México, lo que permite delimitar tres regiones étnicas (mazahua, otomí y nahua) que no solo se distinguen por las lenguas habladas en cada una de ellas, sino también por la diferente importancia demográfica que los indígenas tienen en ellas. En efecto, la región mazahua es la que tiene mayor concentración de población indígena, en tanto que la nahua ocupa una tercera y alejada posición, quedando la región otomí en la posición intermedia.

Los 116,240 hablantes de mazahua residentes en el Estado de México (52.3 por ciento de los hablantes de lenguas indígenas considerados como originarios) se consideran en su totalidad miembros de este pueblo originario, si bien 5,871 viven fuera de los 13 municipios reconocidos como integrantes de la región mazahua. De manera similar, los 97,820 de otomí residentes en el Estado de México (44.0 por ciento) se consideran en su totalidad miembros de este pueblo originario, si bien 11,400 viven fuera de los 23 municipios reconocidos como integrantes de la región otomí.

Sin embargo, en el caso de los hablantes de náhuatl, de los 61,670 residentes en la entidad, solo los 6,706 que viven en los 11 municipios mencionados después (3.0 por ciento) son considerados originarios. Por su parte, todos los hablantes matlatzincas y tlahuicas residentes en el Estado de México son considerados originarios, si bien de los 909 hablantes de matlatzinca (0.4 por ciento) 731 viven en el pueblo de San Francisco Oxtotilpan, en el municipio de Temascaltepec, y el resto en otros municipios, en tanto que los 719 hablantes de tlahuica o ocuilteco (0.3 por ciento) se concentran en el municipio de Ocuilan, en especial en el pueblo de San Juan Atzingo (CEDIPIEM, 2016; Franco Maass, 1992: 55; INEGI, 2014a: “Población de 3 años y más que habla lengua indígena por lengua”).

 

Por tanto, los cinco pueblos indígenas originarios del Estado de México pueden clasificarse, de acuerdo con el tamaño de sus poblaciones respectivas, en tres grupos: el primero está conformado por los mazahuas y los otomíes, que tienen los efectivos más numerosos, en una posición intermedia se encuentran los nahuas y el tercero integra a los matlatzincas y los tlahuicas, cuyas poblaciones sumamente escasas.  Los promedios de los porcentajes municipales tanto de usuarios de lenguas indígenas como de autoadscripción indígena ofrecen una primera aproximación a la distinta importancia demográfica que tienen en la actualidad los indígenas en las tres regiones de indígenas originarios del Estado de México.

Distribución de Otomíes en el Estado de México

En la primera posición se encuentra el pueblo mazahua, pues, en los 13 municipios sobre los que se asienta principalmente, los usuarios de lenguas indígenas representan, en promedio, 20 por ciento de la población, en tanto que el 38 por ciento se considera indígena. En la tercera posición se ubica el pueblo nahua, en el que tales indicadores se reducen a 1 y 5 por ciento, respectivamente. La posición intermedia es ocupada por los otomíes, cuyo promedio municipal de usuarios de lenguas indígenas es de 11 por ciento y el de autoadscripción indígena, de 27 por ciento.

Los 23 municipios que constituyen actualmente la región otomí se ubican en un área continua que rodea casi completamente la región mazahua, salvo por su límite occidental, donde esta colinda con el estado de Michoacán.  Al norte de la región mazahua, la otomí abarca la casi totalidad del Noroeste  de los nueve municipios de esta región, solo Polotitlán no pertenece a la zona otomí, ni, dicho sea de paso, a ninguna otra región indígena) y una pequeña porción del municipio de Temascalcingo que colinda con el Noroeste.

Al oriente de la región mazahua, los otomíes se asientan en 12 municipios del centro y el oriente del Valle de Toluca: uno de la demarcación de Ixtlahuaca —Jiquipilco—, tres de la demarcación de Toluca  Temoaya, Toluca y Metepec—, los cinco de la demarcación de Lerma y tres de la demarcación de Tenango del Valle —Tianguistenco, Capulhuac y Calimaya— que colindan con las demarcaciones de Lerma y Toluca. Por último, al sur de la región ma- zahua, se ubican los dos municipios restantes habitados por otomíes: Zinacantepec, en la demarcación de Toluca, y Amanalco, en la de Valle de Bravo.

En cuanto a la densidad indígena, los municipios de la región otomí se encuentran en una posición intermedia entre las regiones mazahua y nahua. De los 23 municipios que conforman la región otomí, la presencia indígena es relevante en tres (Acambay, Morelos y Temoaya), poco relevante en seis (Aculco, Chapa de Mota, Timilpan, Jiquipilco, Otzolotepec y Amanalco), reducida en tres (Lerma, Xonacatlán y Toluca) 59 y mínima en los 10 restantes.  En relativa consonancia con estas cifras, hay ocho municipios con porcentajes de adscripción indígena superiores a 35 por ciento: Jiquipilco, Acambay, Aculco y Amanalco no alcanzan los 50 puntos; pero los otros cuatro sí: Chapa de Mota tiene 55, Timilpan 58, Morelos 76 y Temoaya 61. El único municipio que sobresale por el número de usuarios de otomí pero no por la autoadscripción es Otzolotepec, donde solo 12 por ciento de la población se considera indígena. Como puede observarse, la mayoría de los municipios con proporciones significativas de otomíes se encuentran en el Noroeste (Acambay, Aculco, Chapa de Mota, Morelos y Timilpan), aunque también hay algunos en las demarcaciones de Ixtlahuaca (Jiquipilco), Toluca (Temoaya), Lerma (Otzolotepec) y Valle de Bravo (Amanalco). 


    
Los otomíes o hñähñu aparecen como un pueblo ligado a los Olmecas de Nonoualco y a los estratos más antiguos del Alto Altiplano. Fueron los primeros pobladores del Valle de Tula, incluso antes de la llegada de los Toltecas. Al Valle de Toluca llegaron en el siglo XV y se asentaron en la región central, principalmente en Huamango "lugar era donde se labra la madera".

Por último, la región nahua, a diferencia de las dos anteriores, no se extiende sobre un espacio compacto y está formada casi totalmente por municipios con presencia indígena mínima. Los 11 municipios donde viven hoy no colindan entre sí con frecuencia: tres se encuentran en diferentes demarcaciones del VMM —Amecameca, Texcoco y Jaltenco—, otros tres en la demarcación de Tenango del Valle —Xalatlaco, Tenango del Valle y Joquicingo— y los cinco restantes en el Suroeste: Malinalco, Sultepec, Tejupilco, Luvianos y Temascaltepec. En ninguno de estos municipios los usuarios de lenguas indígenas alcanzan 3.5 por ciento, con excepción de Temascaltepec, donde representan 5.8 por ciento. Sin embargo, si a este porcentaje se le restara el correspondiente a los matlatzincas, se vería seriamente mermado, pues los hablantes matlatzincas representan casi el 80 por ciento de los hablantes de náhuatl en este municipio. Por su parte, la autadscripción indígena no rebasa cinco por ciento, salvo en los municipios de Texcoco (8 por ciento), Xalatlaco (21 por ciento) y Sultepec (8 por ciento).

Los Pueblos del Valle de Toluca La familia Otomí-Pame

En el siglo VIl, en el Valle de Toluca existían cuatro grupos indígenas, hablaban lenguas muy parecidas, todas pertenecieron a la familia otomí-pame: los matlatzincas, los otomies, los mazahuas y los ocuiltecas.  (Ixtlahuaca fue la zona en que convivieron los tres grupos más importantes: matlatzincas, mazahuas y otomies).

Los otomies, en la época prehispánica, ocuparon un área territorial muy extensa, poblaron un territorio comprendido desde Michoacán hasta Veracruz y del estado de México hasta San Luis Potosí, al Valle de Toluca llegaron en el siglo VII, se dedicaron al cultivo del maíz la recolección, la caza y la pesca.

Los otomies no construyeron sistemas de riego para cultivar la tierra, sus cultivos, dependían del agua de la lluvia, a esto se debe que su comida dependiera en gran parte de la recolección y la caza. 

Sus prácticas religiosas las desarrollaron en torno a dioses que representaban las fuerzas de la naturaleza y a la Sabiduría de los ancianos. Tata Huehuetéotl (padre viejo del Fuego) y Tonan Tlamateuctli (madre vieja), fueron dioses venerados en la región otomí de Jilotepec

Durante el siglo XIIl de nuestra era, en la parte norte de la Cuenca de México, los otomíes lograron construir su único señorío de importancia: Xaltocan, desde este lugar dominaron por poco tiempo, una importante área del norte de Mesoamérica. 

Los Matlatzincas

El pueblo matlatzinca fue el que alcanzó mayor desarrollo cultural en el Valle de Toluca, su economía se basó en el cultivo del maíz, frijol y calabaza. Del maguey obtenían fibras para elaborar cuerdas y diversos tejidos. También eran muy diestros en el manejo del arco y la flecha, las redes tejidas de fibras de maguey fueron utilizadas por los matlatzincas para la pesca y para desgranar maíz, del uso frecuente de las redes se formó su nombre, Matlatzinca quiere decir "hombre de la red Tecaxic-Calixtlahuaca.

Los matlatzincas aprendieron de los teotihuacanos y toltecas el culto a Quetzalcóatl y Tláloc, dioses de la agricultura. En su honor construyeron centros ceremoniales y pirámides, el centro ceremonial más importante que construyeron fue el de Tecaxic-Calixtlahuaca, allí edificaron una importante pirámide circular para Quetzalcóatl, en su forma de dios del viento, conocido por ellos como Ehécatl.


 
Los primeros grupos migrantes de Matlatzincas se establecieron en las fértiles tierras del Valle de Toluca alrededor del siglo XII. Se dice que este grupo formó parte de la peregrinación de Chicomoztoc ("siete cuevas") al Valle de México.

Los matlatzincas poblaron el Valle de Toluca y, sin embargo, prácticamente han desaparecido de éste, de manera que en la actualidad los descendientes de este pueblo se concentraron en la comunidad de San Francisco Oxtotilpan, del municipio de Temascaltepec.

Los Mazahuas

Los mazahuas tienen un parentesco muy cercano con los otomíes, su origen, lengua, costumbres y organización social son parecidas,  los mazahuas, habitantes de Mazahuacan, tierra de Yenados", llegaron al Valle de Toluca entre los siglos VIl y VII de nuestra era y ocuparon una vasta región del estado de México, lo que hoy comprende los municipios de Jocotitlán, Jiquipilco, Atlacomulco, Ixtlahuaca, El Oro y San Felipe del Progreso.

Dentro de la historia de México, ésta es una etnia que representa cierto enigma para los investigadores porque no existen muchos datos acerca de sus primeras épocas. Sin embargo, es posible observar en algunos grupos mazahuas cómo algunas costumbres ancestrales perduran gracias a la transmisión de generación en generación de las mismas.

Los Ocuiltecas

Los ocuiltecas se establecieron en una pequeña región del sureste del estado de México, la que hoy ocupan los municipios de Ocuilan y Malinalco. Sus primeras aldeas fueron construidas en el siglo VI o VIl de nuestra era, en nuestros días, todavía se habla ocuilteco en algunas comunidades del estado, además, por su cercanía con el estado de Morelos también en esta región se habla tlahuica, como en San Juan Atzingo. 

La Expansión Mexica en el Valle de Toluca - Axayácatl y el Dominio Mexica

A fines del siglo XV los mexicas habían formado un poderoso señorío en la Cuenca de México. En 1474 los mexicas dirigidos por Axayácatl reunieron una gran fuerza militar para someter a matlatzincas, otomíes. mazahuas, y ocuiltecas.

En Jiquipilco se desarrolló la principal batalla entre mexicas y otomíes. El jefe otomi, llamado Tlilcuetzpalin hirió en una pierna a Axayácatl. Este hecho llamó mucho la atención de los mexicas, pues sus reyes nunca fueron heridos en las guerras, por lo que eran considerados como dioses. Sin embargo Axayácatl fue rescatado por sus ayudantes, quienes le salvaron la vida.

Como resultado del triunfo mexica en el Valle de Toluca, Axayácatl tomó un gran número de prisioneros yendo estableció centros de control militar y económico en Calixtlahuaca, Toluca, Chapultepec, Teotenango, Jiquipilco, Zinacantepec, Coatepec Harinas, Malacatepec y Malinalco. A estos lugares trasladó familias mexicas para afirmar su dominio e imponer su cultura, por ello actualmente también se habla mexica en algunos de estos lugares, como en Ocuilan.

Malinalco se constituyó en una fortaleza militar, desde allí los caballeros águilas y tigres extendieron el señorío mexica hasta cl territorio que ocupan actualmente los stados de Morelos y Guerrero. De todos estos pueblos, los mazahuas y otomies son los que actualmente tienen mayor presencia como grupos indigenas en el estado y conservan muchas de las características culturales de la época prehispánica.

Presencia de la Cultura Originaria Mazahuas y Otomíes

Los mazahuas y otomíes al igual que todos los nacidos en el estado de México son mexiquenses, ocupan un poco más de la cuarta parte de la superficie total del territorio estatal. Habitan principalmente comunidades de los municipios del centro y norte de la entidad, Toluca Lerma Otzolotepec, Termooya Xonacatlán Jilotepec, Jiquipilco, Jocotitlán, San Bartolo Morelos y San Felipe del Progreso, son algunos de ellos.

Los pueblos indígenas representan una parte importante del pasado de México pero también un componente fundamental en el presente y futuro del país,  por ello, es primordial el reconocimiento de los pueblos indígenas como parte de nuestra identidad. 


ÉPOCA POS REVOLUCIONARIA 

De 1922 a 1928 la economía sufre grandes trastornos debido a las secuelas de la fase militar de la Revolución (destrucción de las vías ferroviarias, disminución de la actividad agrícola y manufacturera). Las regiones de las partes centrales del país son las que sufrieron los mayores trastornos « campesinos y terratenientes huyeron del desorden que reinaba en el campo » y se trasladaron hacia los centros urbanos. La población urbana del país aumentó en más del 40 %, entre 1910 y 1930, en tanto que la población rural permaneció estable o bien decreció ligeramente (Stern, 1989 : 191).    La recuperación de la producción en el país después del periodo armado fue lenta ya que coincidió con la recesión económica en Estados Unidos. En dicho periodo el país enfrentó también el problema de la repatriación masiva de los mexicanos que se encontraban en Estados Unidos.

Campesinos en la Revolución

En cuanto a la situación del campo, Patricia Arias (2009 : 72) señala como la “era campesina” al periodo que va de 1920 a 1960. Plantea que después de la Revolución, los peones antes circunscritos a las haciendas se convirtieron en campesinos con tierras (ibíd) y citando a Warman señala que el reparto agrario permitió que se fortaleciera una sociedad campesina cuyo sustento fue el sistema ejidal.  El Cardenismo fue un periodo clave para la retención de la población rural en el campo ya que se intensificó el reparto agrario -la reducción de campesinos sin tierras pasó del 68 al 36 por ciento-,  se fortaleció el desarrollo rural mediante el acceso al crédito, la ayuda técnica, obras, comunicaciones y servicios, en pocas palabras, hubo un proceso de campesinización que promovió el arraigo de la gente en sus comunidades y de agriculturización, esto es, de intensificación de las prácticas agrícolas.

Hasta inicios de la década de los noventa, eran básicamente sociedades agrarias. Si bien esas sociedades eran pluriactivas, es decir que vivían de realizar un conjunto de actividades como podría ser el campo, la artesanía, el pequeño comercio, el jornalerismo por temporadas, etc., esas otras actividades complementaban los ingresos en las épocas en que no había actividades en el campo. Esa situación cambió radicalmente : para 1992 el 65 % de los hogares rurales eran campesinos y el 35 % no lo eran y para 2004 el 31 % de los hogares rurales eran campesinos y el 69 % no lo eran (Carton de Grammont, 2009 : 14-15).

Los “indios”, término que alude a los habitantes de este país que fueron nombrados como tales por los colonizadores, han tenido como constante ser los “otros”. Ese “otro” que el colonizador encontró y nombró, el “otro” que los criollos buscaron y negaron en sus intentos por crear un país que bebería su grandeza de la sangre del indio muerto y que vislumbraría su futuro en el proyecto de negarlos, integrarlos y convertirlos en mestizos.  Los intentos para integrarlos, para civilizarlos, han sido múltiples. Pero en el imaginario nacional se crea esa gran fractura entre indio como sinónimo de atraso y mestizo como civilizado, encarnación de la modernidad y del progreso.  

Es así que cuando analizamos las migraciones de los indígenas estamos ante un fenómeno que tiene su propia historia. Tanto en la colonia, como posteriormente, de acuerdo a las historias políticas locales, los límites, nombres y características de sus lugares ancestrales han sido redibujados.

La vida de los pobladores de estas comunidades se entreteje en varios entornos y destinos tanto temporales como permanentes y las estrategias se van creando y recreando en respuesta a múltiples factores, pero sin duda alguna con la apremiante necesidad de encontrar un espacio de vida y trabajo que no encuentran en su comunidad. 

ANTOLOGÍA 

DEE JAY RAVE

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