28 enero 2012

Hombres Ilustres

Emeterio Valverde Téllez . 1864-1948 

Presbítero católico mexicano, obispo de León (Guanajuato) durante casi cuarenta años y primer historiador de la filosofía en México. Nació en Villa del Carbón (México) el primero de marzo de 1864. Captado por la Iglesia de Roma ingresó a los doce años en el Seminario Conciliar de México, recibiendo la ordenación presbiteral el 5 de marzo de 1887, en la Parroquia de Tacuba, D. F., a los veintidós años de edad. Profesor en ese Seminario hasta 1890, le fue luego encomendada la cura de almas en distintas parroquias, vinculándose a partir de 1897 al Cabildo de la Catedral Metropolitana de México, de la que fue canónigo y donde ocupó diversos cargos. El 7 de agosto de 1909 fue preconizado Obispo de León (Guanajuato) –para sustituir en esa diócesis al obispo José Mora y del Río, que en el mes de febrero había pasado a ser Arzobispo de México–, siendo consagrado el 17 de octubre de 1909 por el Exmo. Sr. Delegado Apostólico en México, Giuseppe Ridolfi, manteniéndose al frente de la diócesis guanajuatense hasta su fallecimiento el 28 de diciembre de 1948, a los ochenta y cuatro años de edad. 

En 1896 publicó en México un libro pionero en su género: Apuntaciones históricas sobre la filosofía en MéxicoEn 1907 publicó una Bibliografía filosófica mexicana (México 1907, 218 págs.), que amplió en una segunda edición en dos volúmenes, aparecida cuando ya era Obispo: Bibliografía filosófica mexicana (León 1913-1914). El Proyecto Filosofía en español comenzó en diciembre de 2005 la publicación de las obras de Valverde Téllez, ofreciendo como primera entrega la edición digital íntegra de la Crítica filosófica de 1904. 

Desde 1930 hasta su fallecimiento ocupó el Sillón 22 como miembro de número de la Academia Mexicana de la Historia. Su biblioteca particular, de unos veinte mil volúmenes, pasó en 1951 a formar parte, como Fondo Valverde Téllez, de la Biblioteca Alfonso Reyes de la Universidad de Nuevo León (desde 1971 Universidad Autónoma de Nuevo León), en Monterrey –merced a la colaboración económica de la Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey, del culto y melómano Carlos Prieto–. 

Como hombre de iglesia se caracterizó por su firmeza en consolidar símbolos y vínculos católico políticos en México, en unos tiempos en los que el creciente activismo cristiano protestante anticomunista que se fomentaba desde los Estados Unidos del Norte de América medraba acorde al anticlericalismo católico oficial. Si ya como Obispo pudo celebrar en 1913 la «solemne consagración de la República Mexicana al Sacratísimo Corazón de Jesús», tras la Revolución comunista en Rusia y siguiendo una estrategia global de la Iglesia de Roma, plasmada a escala local en una propuesta de la Adoración Nocturna de Silao, Guanajuato, se puso al frente de quienes entendieron necesario levantar un monumento a Cristo Rey en la cumbre del cerro Cubilete (en el centro geográfico de la República Mexicana): en 1921 logró que los arzobispos y obispos católicos mexicanos en conjunto auspiciasen la erección del Monumento Nacional al Sagrado Corazón de Jesús en la «Montaña de Cristo Rey» antes «El Cubilete», y el 11 de enero de 1923, ante ochenta mil católicos y diez obispos presididos por el delegado vaticano Ernesto Filippi, se colocó la primera piedra del nuevo monumento. Un año antes, el 30 de abril de 1922, había ya coronado Valverde Téllez a la Santísima Virgen de la Soledad como Patrona de Irapuato. 



 
La actuación religioso-política en el Cubilete («Montaña de Cristo Rey», «Monumento Nacional») fue reprobada por el Gobierno Federal de la República como violación a la Constitución Mexicana y el Presidente Álvaro Obregón decretó la expulsión de México del embajador vaticano, suspendiéndose la obra. Pero en 1924 Valverde Téllez podía organizar en su diócesis una Asociación Nacional de los Vasallos de Cristo Rey. Y aunque el 30 de enero de 1928, en plena persecución anticlerical católica, el gobierno de México ordenaba que el monumento de el Cubilete fuera dinamitado, lo que se llevó a cabo utilizando incluso un avión para lanzar los explosivos, en 1933 el obispo Valverde Téllez podía celebrar la extensión del patronato de la Santísima Virgen de Guadalupe a toda la América Latina, y en 1934 ordenaba la consagración de la diócesis al Espíritu Santo e iniciaba las actuaciones oficiales para esclarecer las causas del fusilamiento de los «Mártires de San Joaquín» (un claretiano, un sacerdote y un laico muertos en 1927 por cristeros –¡Viva Cristo Rey!– iniciando así el camino hacia una beatificación que se consumó décadas de propaganda más tarde, el 20 de noviembre de 2005). En 1937 convocó el primer congreso diocesano Leones de Cristo Rey, y en 1944 podía reanudarse el proyecto de templo Votivo Nacional en honor de Cristo Rey de la Paz, contando ahora ya con autorización del presidente Manuel Ávila Camacho: el escultor mexicano Fidias Elizondo levantó entre los años 1945 a 1949 en el Cubilete una escultura monumental de Cristo Rey, de 20 metros de altura, 190 toneladas de cemento y 60 de bronce... que sigue siendo a comienzos del siglo XXI otro de esos lugares de peregrinación que frecuentan millones de ciudadanos de los Estados Unidos Mexicanos. 

Su formación filosófica se conformó principalmente en el estudio de las obras del Cardenal Zeferino González (1831-1894), el precursor del neotomismo que luego decretó el Papa León XIII (como puede comprobarse en el capítulo dedicado a «La filosofía escolástica», publicado en 1904), y es indiscutible también la influencia que la actividad bibliográfica de Marcelino Menéndez Pelayo (1856-1912) ejerció en Emeterio Valverde Téllez: se conserva una carta suya (MPEP 10:666, desde Santa Fe, 12 diciembre 1890) enviando a don Marcelino (desde la Parroquia de Santa Fe, Distrito Federal, México) «por la simpatía que sus obras le merecen, una obrita que ha escrito titulada La Verdad y un opúsculo». Diecisiete años más tarde podía ya enviarle Emeterio Valverde (MPEP 19:104, desde México, 12 marzo 1907) su «Bibliografía Filosófica Mexicana en testimonio de admiración a su colosal talento y pasmosa erudición», que gustó a Menéndez Pelayo, como puede deducirse de la respuesta (que no encontramos recogida, por cierto, en los 23 tomos del Epistolario de don Marcelino), publicada, ya fallecido Menéndez Pelayo, por el ya obispo Valverde en la segunda edición de su Bibliografía Filosófica Mexicana (León 1913, tomo primero, página VIII).

Obras publicadas

  • Apuntaciones sobre la filosofía en México, en 1896.
  • Crítica filosófica. Estudio bibliográfico y crítico de las obras de filosofía escritas, traducidas o publicadas en México desde el siglo XVI hasta nuestros días, en 1904.
  • Bibliografía filosófica mexicana, en 1907.
  • La verdad, en 1911.
  • Apología religiosa, en 1911.
  • Discursos, en 1913.
  • Cartas pastorales y edictos, en 1914.
  • Poema del amor divino, en 1922.
  • Bio-bibliografía eclesiástica mexicana, obra póstuma en tres volúmenes, en 1949.
  
Arzobispado Inaugura Librería Emeterio Valverde y Téllez.


Con el lema: “Hacer de nuestra fe una cultura” fue inaugurada la librería Emeterio Valverde y Téllez, en punto de las 10:00 horas del 22 de junio en el edificio de la Curia Diocesana, contando con la presencia de los señores obispos: Mons. José Guadalupe Martin Rábago, arzobispo de León y su obispo auxiliar, Dn. Juan Frausto Pallares, sacerdotes e integrantes de la curia diocesana.

La nueva librería nace por inspiración de nuestro Pastor José Guadalupe Martín Rábago, quien reconoció la necesidad de poner libros de calidad al alcance de la gente pues, aunque muchos son los factores de la poca lectura que hay en nuestro país, una de las causas es que no hay contenidos de calidad cercanos a los fieles.

Los objetivos de dicho espacio serán servir a la sociedad ofreciéndole libros y documentos de un contenido confiable a la luz de nuestra fe, para que esto facilite ir formando cada vez más una cultura cristiana. Así como poner al alcance de nuestra comunidad diocesana y, de manera particular, de los sacerdotes, seminaristas, religiosos (as) literatura de carácter filosófico, teológico, pastoral en general, Magisterio de la Iglesia, para facilitar e impulsar la evangelización, todo supervisado por sacerdotes de la diócesis.

El principal valor de la librería Emeterio Valverde y Téllez será: “la apertura a la verdad nos conducirá a la auténtica libertad”; muchos de los errores que se cometen no se deben a la mala voluntad de las personas o a la fragilidad humana, sino a la ignorancia, sobre todo a la ignorancia religiosa. “Ustedes serán verdaderos discípulos míos si perseveran en mi palabra; entonces conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.” (Jn, 31-32).

El señor arzobispo encomendó desde hace varios meses la tarea de la realización de la librería a su obispo auxiliar quien, al comienzo del evento de inauguración dirigió unas palabras a los asistentes agradeciéndoles su presencia y recordó un fragmento del documento de aparecida para explicar el lema que acompaña este nuevo proyecto pastoral: “En el número 477 del documento conclusivo de Aparecida, se nos dice: ´La fe solo es adecuadamente profesada, entendida y vivida cuando penetra profundamente en el sustrato cultural de un pueblo´, de ese modo aparece toda la importancia de la cultura en la evangelización, es por eso que hemos tomado como lema de la librería: “Hacer de nuestra Fe una cultura”.

Durante la ceremonia de inauguración y bendición de este espacio se explicó también por qué el nombre de la librería: “Emeterio Valverde y Téllez”, el sexto obispo de la Diócesis de León que guío pastoralmente a esta Iglesia particular durante 39 años y fue quien inició la construcción del Monumento Nacional a Cristo Rey en el cerro del Cubilete. Pero además fue un gran filósofo, actualmente se le considera entre los tres mejores filósofos de México.

En la inauguración los asistentes no podíamos dejar de contar con las palabras de nuestro señor arzobispo , quien continuó haciendo énfasis al nombre de la librería y a la persona de Mons. Valverde y Téllez: “se trata definitivamente de un obispo de nuestra Diócesis, el sexto obispo de la diócesis de León, Don Emeterio Valverde y Téllez y como se ha dicho también se trata de un erudito, realmente el aporte que hizo el Sr. Emeterio Valverde y Téllez a la investigación de pensamiento en el campo mexicano sigue siendo hasta el momento presente indiscutible y utilizada por los expertos, el hizo y quizás sea la obra más importante de él, la bibliografía de la filosofía mexicana, también hizo un recuento de los autores más representativos en México del pensamiento filosófico, comenzando desde Alonso de la Veracruz que, fue uno de los primeros evangelizadores y filósofo que venía de España, que tenía todo un acerbo cultural y que luego lo aprovecho para fundar la Universidad de México y hacer llegar el pensamiento filosófico a finales del siglo XIX. En el siglo XX el filosofo quizás más representativo Mexicano de ese tiempo es uno que quizás unos conozcan bien Gabino Barreta, no quiero confundirlo con otro señor, Gabino Barreta era el autor del positivismo; toda esa larga serie de pensadores y de filosofo san sido editados por el Sr. Emeterio Valverde y Téllez en un famoso libro en donde hace una representación amplia de de sus autores y de sus pensamientos. Aparte de esa contribución y de ser reconocido como un hombre que en su tiempo mereció galardones especiales, que fue nombrado miembro en la sociedad de geografía y estadística Mexicana, ósea una sociedad muy representativa en ese momento.

Sabemos que durante su estadía en León, en la que estuvo como obispo de nuestra Diócesis, él logro reunir una imponente biblioteca, una biblioteca muy bien surtida que, lamentablemente cuando el falleció no quedo nada en su lugar como debió de haber sido y por diferentes motivos la obra fue vendida y llevada finalmente a Monterrey, pero era un acerbo de primerísima categoría.

Estamos pues frente a un hombre erudito, conocedor de libros y el mismo autor de algunas cartas pastorales extraordinarias, y estamos frente a un pastor, él no era solo un hombre conocedor de libros, sino un pastor… Él comenzó toda la parte al monumento a Cristo Rey, toda la ilusión y la devoción al monumento de Cristo Rey, además de muchas obras apostólicas que realizo en nuestra Diócesis. Por eso, cuando se pensó poner un nombre en la librería, nos pareció que el nombre de Dn. Emeterio era el más adecuado y además era una manera de hacerle honor”, enfatizó monseñor José Guadalupe.
 
Arquidiócesis de León   Jueves, 23 de Junio de 2011 10:40 Escrito por Lic. Angélica Juárez Rea.





Silviano Enríquez Correa
Destacado catedrático y difusor de la química en el Estado de México (1853-1900).
Silviano Enríquez Correa nació en el municipio de Villa del Carbón (Distrito de Jilotepec) el 4 de mayo de 1853. Sus padres fueron Antonio Enríquez y Altagracia Correa (Venegas, 1984: 65). Los estudios de primeras letras (para leer, escribir y contar) los realizó en la escuela municipal de su lugar de origen (Civera Cerecedo, 1999: 35). Por ser buen estudiante, en 1868, el Ayuntamiento de Villa del Carbón lo distinguió como alumno municipal (Venegas, 1984: 65), y le otorgó una beca para el siguiente nivel de estudios.

Ingresó al Instituto Científico y Literario del Estado de México (establecido en 1828) para iniciar estudios de enseñanza media superior, cuya duración era de aproximadamente cinco años. Por ingresar unos años antes de la reforma educativa de 1870, le tocó instruirse con dos planes de estudios; el de la Ley Orgánica de octubre de 1851 y el del decreto número 157 de 1870 (Colección de Decretos del Estado de México, 1851 y 1870). De esta manera, vivió la transición y adaptación al sistema educativo que ponía especial énfasis en la enseñanza de las ciencias naturales y exactas. De hecho, los estudios preparatorianos del Instituto se diseñaron bajo la influencia de la Escuela Nacional Preparatoria de la ciudad de México, en la cual Gabino Barreda (1820-1881) introdujo una educación científica sustentada en las ciencias positivas, como las matemáticas, la física, la química, la botánica, la zoología y la lógica (Meneses, 1998:12). Además de estos estudios, el Instituto contaba, desde 1870, con varias carreras como: agricultura y veterinaria, artes y oficios, comercio yponía especial énfasis en la enseñanza de las ciencias naturales y exactas.

De hecho, los estudios preparatorianos del Instituto se diseñaron bajo la influencia de la Escuela Nacional Preparatoria de la ciudad de México, en la cual Gabino Barreda (1820-1881) introdujo una educación científica sustentada en las ciencias positivas, como las matemáticas, la física, la química, la botánica, la zoología y la lógica (Meneses, 1998:12). Además de estos estudios, el Instituto contaba, desde 1870, con
varias carreras como: agricultura y veterinaria, artes y oficios, comercio y administración, varias de ingeniería y ensayador de metales.

En sus primeros años como estudiante del Instituto, se inscribió al curso de química general (en 1871) donde recibió la influencia de su profesor, Francisco del Villar Marticorena (Díaz y de Ovando, 1998: 2274), portador de la sólida tradición científica del antiguo Colegio de Minería, que, ahora como Escuela Nacional de Ingenieros sobresalía como la más importante del país (Ramos, L. 2007). Del Villar estudió las carreras de Ensayador y Apartador de Metales y de Ingeniero de Minas y Metalurgista (1864) en el Colegio de Minería. Durante sus estudios recibió premios por su excelente desempeño, especialmente en las cátedras de zoología y química. Cabe mencionar que, en esta última, fue discípulo de José Manuel Herrera, quien a su vez fue alumno del brillante mineralogista Andrés Manuel del Río (1764-1849) (Uribe, 2006: 18).

Gracias a Herrera, Del Villar ocupó el cargo de Preparador de Química en el mismo colegio (Díaz y Ovando, 1998: 2093-2094 y 2271-2432). El puesto lo dejó tiempo después para incorporarse al Instituto Literario como profesor de la preparatoria en los cursos de química y física (Colección de Decretos del Estado de México, 1851 y 1870).




Eusebio Franuel Castro Barrera

Nació en Villa del Carbón, el 16 de diciembre de 1914. Sus padres fueron Juan Castro y Antonia Barrera. Obtuvo el grado de doctor en filosofía y en letras clásicas de la UNAM. Fue catedrático de filosofía y letras en latín superior en la escuela nacional preparatoria y en la facultad de filosofía y letras en la máxima casa de estudios; jefe de clase de latín, etimología y filosofía en la escuela nacional preparatoria  de la UNAM, por 15  años. Fundador, junto con José  Vasconcelos, de la sociedad mexicana de filosofía. En 1961 fue miembro del comité  organizador  del XIII congreso internacional de filosofía; autor de varios libros: Lógica, ética, ensayos históricos, filosóficos, pantología, centenario de la preparatoria  diálogos parasicólogos, viga y trama filosófica de la UNAM (1940-1960).

 
 
 
Tres Hombres Ilustres

Nuestra hermosa tierra
Debe de decir,
Tres hombres ilustres
Nacieron aquí,
Fueron mexiquenses y en su existir
Pusieron en alto a nuestro país.

El señor Valverde fue un iniciador
De filosofía e historiador,
México te ama con el corazón
Pues tus enseñanzas
Compartidas son.

Don Silviano Enríquez fue un buen profesor
Y los estudiantes te recuerdan hoy,
Hombre literario en la educación
Tus conocimientos recordados son.

Don Eusebio castro debo recordar
Que dejo gran huella internacional,
Su filosofía de gran bondad
Humanista fuiste de gran igualdad.

Yo a ustedes les declamo con el corazón
Pusieron en alto a Villa del Carbón
El dios de los cielos que los vio nacer
Cimientos si fueron por hacer el bien.


                               AUTOR: OFELIA REYES BARRERA