
En el pasado se atrapaban aves
por diversas razones. Unas veces era para disfrutar de su melodioso trino o de
su colorido plumaje, y otras veces era para comerlas o para ofrecerlas como
sacrificio. Dado que estas criaturas —cautas y huidizas por naturaleza— no eran
presa fácil, el pajarero de tiempos bíblicos tenía que estudiar detenidamente
las peculiaridades y costumbres de cada ave a fin de preparar trampas eficaces.
En México, país con una rica
avifauna, las culturas antiguas y actuales han fincado relaciones con fines alimenticios, medicinales, mágico
religiosos, entre otros, para lo cual se cazan o se capturan vivas. Sólo un ejemplo:
en San Miguel Tzinacapan, comunidad nahua de Puebla, se reconocen y nombran 131
especies de aves, de las cuales 91 tienen uno o más usos. Una de las
actividades más presentes en la sociedad mexicana es la captura de aves
confines de ornato o compañía, especialmente las canoras. Varias son atractivas
por sus plumajes coloridos como los cardenales, mientras que otras son
capturadas por la belleza de sus cantos, como los cenzontles y clarines. Esta
actividad se remonta a tiempos prehispánicos.
Tales evidencias sitúan a este o cio en una dimensión histórica y le
otorgan un incuestionable valor cultural. No obstante la actividad ha sido poco
documentada, ya que la literatura científica con enfoque etno-ornitológico es
escasa. Como contraparte, el oficio de pajarero es habitualmente menospreciado
e incluso visto como una actividad negativa, no sólo porque “priva de libertad”
a los individuos, sino por- que supuestamente afecta a las poblaciones de las
especies capturadas. Sin embargo, se sabe que la principal amenaza que enfrenta
la mayoría de las especies de aves es la pérdida de hábitat.
Los pajareros: La Dimensión
Nacional

La Captura De Aves En México:
Un Oficio Regulado
Este o cio tradicional se
encuentra regulado a través de la Dirección General de Vida Silvestre (DGVS) ,
de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (semarnat), con la
ayuda de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad
(conabio) que las asesora o emite opiniones técnicas, y la Procuraduría Federal
de Protección al Ambiente (profepa), que ejerce la inspección y vigilancia. La
DGVS otorga licencias de Aprovechamiento de Aves Canoras y de Ornato a través
de los tradicionales permisos para subsistencia y las denominadas “Unidades de
Manejo para la Conservación de Vida Silvestre” (uma), estas últimas
implementadas desde 1996.10 La mayoría de los permisos son de subsistencia y
los pajareros son los principales usuarios legítimos de este recurso ya que,
según el artículo 106 del Reglamento de la Ley General de Vida Silvestre
(lgvs): “se considerará aprovechamiento de subsistencia al uso de ejemplares,
partes o derivados de la vida silvestre para consumo directo o venta, para la
satisfacción total o parcial de necesidades básicas relacionadas directamente
con alimentación, vivienda y salud, así como las de dependientes económicos”.
Estos permisos parten de la base del reconocimiento de los usos y costumbres,
los bajos recursos económicos y la herencia o larga trayectoria de la persona
en el oficio.
El proceso Productivo Y Los
Conocimientos De Los Pajareros
Más de la mitad de los
pajareros tienen orígenes indígenas y cuentan con un promedio de 22.6 años
dedicándose a este o cio, el cual es familiar y se transmite de una generación
a otra. Durante cada una de las secuencias para desarrollarlo, participa toda
la familia y cada miembro tiene un rol: captura, transporte y venta, pero
también aclimatación y cuidado de las aves, tarea que en general la ejercen las
mujeres y niños en el ámbito doméstico.

Los Pajareros: Sus
Organizaciones Y Gremios
Las familias pajareras están
bien hermanadas y las vincula un sentimiento colectivo. La organización del
oficio está bien estructurada en uniones estatales o regionales que existen por
lo menos desde hace 40 años y están lideradas por un presidente, cuya principal
función es representarlas ante el gobierno. A través de los presidentes los
pajareros solicitan permisos de aprovechamiento de aves canoras y de ornato a
la DGVS, y esta institución comprueba los requisitos para poder obtener dichos
permisos.
Los Pajareros y Su Dimensión
Cultural
Por lo que se refiere al valor
simbólico de las aves cabe mencionar los hermosos eventos culturales y
familiares que organizan los pajareros, que los fusionan aún más y se sienten
satisfechos y empoderados. Por ejemplo, son impactantes las peregrinaciones donde
las aves forman parte central en la ceremonia, ya que transmutan su valor
económico en uno simbólico, cultural y espiritual. En varios estados de México,
por lo menos desde 1634 esta festividad ha permanecido, implica el peregrinar
de cientos de pajareros, quienes portan sus jaulas decoradas con flores. En la
peregrinación de 2013 a la Basílica de Guadalupe se estimó que participaron 280
familias pajareras. En estas festividades las mejores aves, que generalmente
son el cenzontle, el clarín y el jilguero, se bendicen y se ofrecen sus cantos
a la Guadalupana y a Dios para dar gracias y pedir que su oficio continúe.
Los Pajareros y Su Dimensión
Cultural
Por lo que se refiere al valor
simbólico de las aves cabe mencionar los hermosos eventos culturales y
familiares que organizan los pajareros, que los fusionan aún más y se sienten
satisfechos y empoderados. Por ejemplo, son impactantes las peregrinaciones
donde las aves forman parte central en la ceremonia, ya que transmutan su valor
económico en uno simbólico, cultural y espiritual. En varios estados de México,
por lo menos desde 1634 esta festividad ha permanecido, implica el peregrinar
de cientos de pajareros, quienes portan sus jaulas decoradas con flores. En la
peregrinación de 2013 a la Basílica de Guadalupe se estimó que participaron 280
familias pajareras. En estas festividades las mejores aves, que generalmente
son el cenzontle, el clarín y el jilguero, se bendicen y se ofrecen sus cantos
a la Guadalupana y a Dios para dar gracias y pedir que su oficio continúe.
Los Pajareros ¿Patrimonio
Biocultural?
¿Qué hace que una familia se
convierta en pajarera? Son varios factores entrelazados: la herencia y la
tradición, la necesidad económica y la pobreza, la falta de otras oportunidades
laborales, el considerarse el “único saber hacer” y, por supuesto, el gusto, la
satisfacción por este trabajo y el sentido de pertenencia al gremio. Los
pajareros tienen gran apego y siente cariño por las aves, les fascinan sus
cantos y aprecian convivir con ellas. Se sienten orgullosos de todos los
saberes que tienen para ejercer su trabajo. Asimismo les agrada estar en
contacto con la naturaleza y conocer varios lugares y personas durante su
trabajo.
Desafortunadamente, en términos
generales, el oficio de pajarero se mantiene incomprendido, y como consecuencia
afronta grandes retos y amenazas. Recientemente ha surgido una confusión y se
ha utilizado el término pajarero con otros propósitos, como sinónimo de
“observador de aves” o “birdwatcher”. Esta situación fomenta la desaparición
del oficio, pues a partir de la apropiación del término se invisibiliza a los
pajareros; ellos son quienes se denominan así desde hace por lo menos un siglo.
Aun peor, en los últimos años se ha incrementado notoriamente una imagen de los
pajareros como causantes del deterioro de las poblaciones de aves y como un
colectivo “malo”. Esta percepción ha generado su persecución indiscriminada con
infinitas denuncias anónimas que fomentan su hostigamiento hasta llegar a malas
prácticas por parte de algunos funcionarios públicos, sobre todo del policiaco,
como abusos de poder y extorsión. Como consecuencia, los pajareros tienen
miedo. Estos sucesos son extremadamente tristes pues la situación actual, la
modernidad, los prejuicios, amenazan un oficio prehispánico que consideramos
patrimonio biocultural de México. Nos gustaría dejar claro que reconocemos que
el uso extractivo indiscriminado o desmedido de las aves amenaza su
permanencia, pero creemos en un uso racional y medido, que tolere y regule la permanencia
de este oficio tradicional, además de que permita las dignas condiciones
laborales y de vida de estas personas.
Lo que es un problema no es el
oficio de los pajareros, sino algunas prácticas como hacinar excesivamente a
las aves —que aumenta la probabilidad de su estrés y muerte—, mentir al
comprador ofreciéndole un ave por otra, que se atrapen aves que se estén
reproduciendo o que se encuentren en el nido, que se realice la actividad sin
los permisos correspondientes. Sin embargo, creemos que estos últimos pueden
ser mejorados, podrían ser más accesibles y estar más consensuados con los
usuarios tradicionales de las aves.
Finalmente, es importante
señalar que existen acciones de conservación y restauración de hábitats por
parte de las uniones de pajareros, como la reforestación, la colocación de
bebederos y comederos en lugares estratégicos. Por ejemplo, en junio de 2015 en
San Bartolo Morelos, Estado de México, más de 40 pajareros plantaron alrededor
de 2 000 pingüicas (Aechmea sp.), que sirven como fuente de alimentación para
las aves. Otra alternativa que han implementado es criar aves domésticas en sus
hogares para venderlas y así capturar menos silvestres. El oficio de pajarero
es una actividad biocultural que se debe mantener, custodiar, reglamentar y
mejorar técnica, económica y socialmente. En definitiva, salvaguardar y
revalorar los saberes, prácticas y esfuerzos colectivos de estas personas y, en
general, los oficios tradicionales y ancestrales son tareas impostergables que
forman parte de nuestro patrimonio biocultural.
Peregrinación de Pajareros
Roldán Clará, B., V.M. Toledo.
2017. Los pajareros de México:
Sembranza de una actividad
biocultural. CONABIO. Biodiversitas, 133:6-11
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